Casi todos los navegadores de Internet, tanto para ordenador de sobremesa como para móvil, ofrecen algún tipo de navegación en modo incógnito o privado. Esta es una buena opción para quienes desean navegar de manera anónima, protegiendo su privacidad. Las dudas que más habitualmente se plantean los usuarios son estas: ¿Hasta dónde estamos protegidos? ¿Cuándo hay que activar la pestaña de Incógnito?
Al navegar de incógnito, el navegador crea una sesión temporal que está aislada de la sesión principal del navegador y de los datos del usuario, aumenta nuestro grado privacidad en Internet, pero no la asegura por completo.
Cómo funciona el modo incógnito
A estas alturas, todo el mundo ya sabe que cuando navegamos por Internet vamos dejando un rastro visible en forma de cookies, caché, historial… Esa información que se guarda en nuestro ordenador y en las webs que visitamos puede resultar muy útil para muchas cosas, haciendo nuestra experiencia de navegación más completa y más ágil. Sin embargo, esa fortaleza es al mismo tiempo una debilidad, ya que supone que terceras personas puedan obtener información privada sobre nosotros y nuestros hábitos de navegación.
Muchos de estos riesgos se pueden reducir considerablemente simplemente navegando en modo incógnito. Con esta modalidad, evitaremos que se guarde un registro del historial en nuestro dispositivo móvil o nuestro ordenador. Una vez que cerramos la sesión, se eliminan tanto las cookies como el historial de navegación y las contraseñas que se puedan haber almacenado durante la sesión. El modo incógnito es, en realidad, una forma de ser anónimo para otras personas que usen el mismo ordenador, pero no para las webs, proveedores de internet y rastreadores. Básicamente, lo que esta navegación privada hace es no almacenar el historial ni las cookies una vez sales de dicho modo, pero nada más.
El modo incógnito aunque su nombre indique lo contrario dispone de muchas limitaciones que debemos conocer:
- No oculta nuestra dirección IP, que siempre será accesible para nuestro proveedor de servicio de Internet (ISP) y nuestro administrador de red.
- No puede proporcionar conexiones cifradas.
- Las páginas de Internet que visitamos podrán seguir almacenando información sobre nosotros.
- No supone un anonimato total (aplicaciones de terceros como Flash pueden guardar sus propias cookies, etc.)
- Si se trata de un ordenador de empresa, esta puede establecer controles que se salten el modo privado.
Cómo iniciar el modo incógnito en cada navegador
Todos los principales navegadores disponen de un modo privado o incógnito para navegar de manera discreta, a salvo de miradas curiosas. Así es como se puede iniciar en cada uno de ellos:
- Chrome – Nueva ventana de incógnito. La podemos abrir desde el menú de opciones (el icono de los tres puntos) que hay arriba a la derecha de la pantalla, o bien con la combinación de teclas Ctrl + Mayús + N. Al activar la pestaña de incógnito no conseguiremos un modo privado total, pues nuestros movimientos en la red siguen siendo visibles por nuestro proveedor de servicios y por los administradores de las webs que visitamos.
- Firefox – Nueva ventana privada. Para abrirla, solo hay que ir al menú y seleccionar el modo señalado con el icono de un antifaz. También se puede usar el atajo Ctrl + Mayús + P. Aquí la discreción es total, pues no se guardará nada: ni cookies, ni páginas visitadas, ni entradas en la barra de búsquedas, etc.
- Microsoft Edge – InPrivate. Para abrir el modo incógnito, hay que ir al menú desplegable y elegir la opción InPrivate, o bien usar el atajo Ctrl + Mayús + P. Hay que decir que un modo privado menos fiable que otros, pues se han reportado numerosos fallos de seguridad.
- Opera – Navegación privada. Hay una opción disponible en el menú inicial, aunque también se puede usar la combinación de teclado Ctrl + Shift + N.
Para qué sirve activar la pestaña de Incógnito
¿Cuándo es conveniente utilizar el modo incógnito y para qué?
- Cuando navegamos fuera de casa. Por ejemplo, desde el ordenador de un hotel. Así evitamos el riesgo de dejar abierta nuestra sesión y que cualquiera pueda después acceder a nuestros datos personales. Si recurrimos por precaución al modo incógnito, eso no puede suceder.
- Cuando usamos ordenadores compartidos, por los mismos motivos que en el caso anterior. Esto es algo muy frecuente en una red de equipos conectados en un mismo puesto de trabajo.
- Cuando visitamos páginas de contenido adulto y no queremos dejar rastro de ello en el historial de navegación.
- Cuando compramos billetes de avión. No es ningún secreto que ciertas webs almacenan los datos de las búsquedas de billetes de avión (fechas, destinos, etc.) y de forma sorprendente suben la tarifa cuando ya estamos listos para comprarlos. Solo hay que activar la pestaña de incógnito para realizar estas búsquedas sin correr el riesgo de que el precio se dispare.
Son solo algunas de las situaciones en las que el modo incógnito se revela como un recurso especialmente práctico, aunque a lista podría ser más larga. Siempre que tengas en cuenta que el modo incógnito solo actúa en el primer nivel, es decir, en tu móvil o PC, pero no en las webs que visitamos. Tanto tu proveedor como la web saben tu IP, saben desde dónde accedes, conocen el dispositivo, el navegador,etc … El modo incógnito te protege de miradas ajenas en TU dispositivo, pero no en Internet.
Recuerda No eres más o menos anónimo en Internet por usar el modo incógnito.